Orígenes I

Se calcula que los celtas existían desde el año 2000 a. C. (en el final de la Edad de Bronce) y llegaron a alcanzar su mayor esplendor en la Edad del Hierro.
Los celtas salieron de la comarca comprendida entre el Rin, el Elba y el Danubio ocho o diez siglos antes de nuestra era.
Pertenecían a una raza aria o indoeuropea, por lo que eran hermanos de origen de los germanos, eslavos, tracios, indios, persas, italiotas, griegos etc.
Hacia el siglo XV a. C. estaban divididos en dos grupos: los italiotas y los griegos, unos eran pacíficos y vivían de la agricultura y de la artesanía, eran el grupo más pacífico de los dos, el otro grupo, los celtas guerreros como los conocemos hoy, que venían de Los Balcanes y disponían de un buen ejército, gracias a éstos últimos debemos lo que llamamos la "cultura celta", todas las costumbres, idioma, religión, etc. transmitidas a los pueblos que conquistaban.
Nuestro territorio se extendía, en su época de mayor expansión, desde el bajo Danubio hasta las Islas Británicas, desde España hasta el mar del norte.
Los celtas guerreros eran conocidos por su caballerosidad, su orgullo en la lucha y su ánimo, pero también por su sentido por la música, la poesía y la filosofía.
Los celtas fueron llamados Keltoi por los griegos, de los cuales y gracias a su tradición escrita, parten casi todas las historias referentes al pueblo celta.
Esa memoria se remonta hasta tiempos muy antiguos, la tradición oral ha resistido el paso de los siglos a pesar de que casi toda la cultura céltica fue extinguida, primero por los romanos de César y después en la era cristiana por ellos mismos.
Los Celtas han captado siempre la fascinación de historiadores y arqueólogos, y han corrido ríos de tinta.
Desarrollaron las denominadas culturas de Hallstatt y La Tène.
La primera se manifestó en el primer período de la Edad del Hierro y tomó el nombre de una localidad de la Alta Austria, se originó a partir de la Edad del Bronce, en donde el hierro sustituyó al otro material en la fabricación de elementos como espadas, puntas de lanzas, hachas, agujas, recipientes, cuchillos y puñales.
La Tène es la cultura celta de la segunda parte de la Edad del Hierro estructurada en tres o cuatro períodos y se desarrolló entre la Hallstatt y la conquista romana (450 a 50 a.C.).
Aquellos que compartieeron esta civilización se destacaron por la elaboración de elementos como grandes espadas, escudos alargados, grandes hebillas, fíbulas.
Construían sus fortificaciones en las cumbres y acuñaron su propia moneda.
Una cosa que facilitó tal dominio pero que, a la vez, permitió la continuidad de dicha cultura, fue la ausencia de un verdadero estado celta a causa de la primacía de las estructuras tribales y familiares, si bien esta división los hacía militarmente débiles ante invasores bien organizados, como por ejemplo los romanos (a los que sin embargo les llevó años conquistar ), paradójicamente sucedía lo contrario con las costumbres y los valores, protegidos de influencias externas por los fuertes vínculos parentales, en donde el clan estaba por encima de toda organización estatal, y unificaba y cobijaba a sus miembros."Llevamos la fuerza del jabalí y la sabiduría del unicornio".

2 comentarios:

Unknown dijo...

Los celtas llegaron hasta china. En el desierto del Gobbi, existe un grupo de celtas, busca la belleza de Lou lan (algo asi se escribe) y la leyenda de los previos que construyeron las piramides con Uygur.

Rei Charlo dijo...

Creo que se ha quedado usted desfasado. Ya empieza usted a errar desde la primera frase: "El asentamiento original de este pueblo parece haber sido la zona centroeuropea que actualmente corresponde a Austria y Bohemia". No es verdad, nunca la arqueología ni la lingüística pudieron demostrar esa dirección y esa conexión. Los celtas atlánticos son anteriores a La Téne. Ya estaban en Galicia y las Islas Británicas, ya tenían sus lenguas propias, no se sabe fijo si desde el Neolítico o el Megalítico. Eran lenguas indígenas, lenguas francas de ese mundo de finisterres. Sus hablantes eran los proto-celtas o celtas antiguos. Habría que echar mano de la genética y las glaciaciones para entender mejor las migraciones humanas, no necesariamente celtas.